La pasada semana concluyó el curso Arte y Mujer. Con
este curso buscamos establecer las relaciones entre el pensamiento feminista y
la creación plástica. Haciendo un recorrido teórico a través de los
últimos siglos de la Historia del Arte, partiendo de una epistemología
feminista del arte, hemos rastreado el movimiento desde las primeras demandas a
favor de la igualdad de sexos, hasta llegar a la obra de artistas que
actualmente siguen creando dentro de los paradigmas del feminismo, al tiempo
que realizamos un análisis detenido de las obras más significativas de cada
periodo.
Del
mismo modo, hemos abarcado el tema del feminismo desde la práctica, con una
serie de ejercicios derivados de la experimentación plástica, como un modo de
autoconocimiento y crecimiento personal. Cuando la artista Claude Cahun jugaba
con la famosa frase cartesiana, “pienso luego existo”, transformándola
en “Me veo, luego existo”, aludía a la importancia que tiene la mirada
para la construcción de la identidad, especialmente para las mujeres. De este
modo, esta serie de talleres prácticos basados en el arte como una forma de
conocimiento intuitivo y emocional del mundo y de nosotras, constituyeron un
modo de vernos reflejadas en nuestra propia creación plástica, tomando así
conciencia de nosotras mismas y dándonos de algún modo otra visión del mundo y
de nuestra propia identidad.
Todas
las actividades que hemos realizado están basadas en principios y técnicas de
terapia artística, que emplea el arte como un medio para desarrollar e
incrementar la creatividad y, por consiguiente, eleva tanto la capacidad de
autoexpresión como el conocimiento, la comprensión y la seguridad en una misma.
A
través de dos bloques diferenciados, hemos intentado conocer cómo somos por
dentro, cómo nos mostramos a los demás y cómo nos desenvolvemos en el mundo.
Hemos trabajado por un lado el concepto de identidad personal o individual, que
es el conjunto de rasgos propios de una persona que la caracterizan y la
diferencian frente a las demás; es la conciencia que una persona tiene de ser
ella misma y distinta el resto. Del mismo modo, hemos explorado cómo nos
relacionamos con otras personas e interactuamos con ellas a diario, es decir,
hemos desarrollado nuestra identidad colectiva.
Algunas sesiones destacadas:
Sesión 1:
Las primeras
sesiones tuvieron como objetivo conocer al grupo e iniciar la comunicación de
una forma despreocupada y desinhibida, para lo cual propuse dos ejercicios: “Sí
fuera...” y “El garabato”. El ejercicio “Si fuera...” estaba programado con el
objetivo de romper el hielo entre las asistentes y para que de algún modo
perdieran ese miedo que tenían a volver a dibujar después de tanto tiempo sin
hacerlo. En este primer ejercicio tienen que pensar qué serían si fuesen o bien
un animal, o un color o una forma y representarlo en el papel para después
presentarse ante el resto del grupo. Por otra parte con la actividad “El
garabato” se trataba de hacer garabatos rápidos con los ojos cerrados, dejando
a un lado el lenguaje verbal cotidiano para expresarnos de una forma libre de
presiones basada en las imágenes confeccionadas con líneas. Posteriormente con
los ojos ya abiertos debían proceder a transformar sus garabatos en imágenes
reconocibles hasta que se sintieran satisfechas con el resultado.
Como estaba previsto, ante el
“horror vacui” del folio en blanco los primeros comentarios fueron “yo no sé
pintar". Sin embargo, lo que en principio era una actividad de presentación bastante sencilla dio lugar a reflexiones y
resultados muy profundos.
Ejemplo de ello podría ser el
dibujo de I.D., que se dibujó a sí misma como un pequeño libro cerrado. Nos
contaba que se considera a sí misma una persona muy inteligente pero que por su
inseguridad y su timidez no lo manifiesta casi nunca, dando la sensación
contraria. Así se representó, como un objeto lleno de sabiduría que permanecía
hermético e inaccesible a los demás.
Con este otro dibujo se
representó R.M., afectada por una rara
enfermedad que se manifiesta con numerosos e imprevisibles síntomas. Lejos de
mostrarse pesimista o acongojada ante su dolencia, se veía a sí misma como una
alegre maceta que, pese a que en ocasiones se marchita, siempre vuelve a
florecer una y otra vez.
Lo mismo ocurrió con la
actividad “El garabato”, de
un modo inconsciente, los dibujos revelaron muchos aspectos de la personalidad de las asistentes.
Ejemplo de ello fueron los
garabatos de T.G. que, obsesionada con el tema de la maternidad y encontrándose
bajo los síntomas de la menopausia, transformó de un modo inconsciente sus
garabatos en objetos que estaban relacionados con los bebés, como una cuna y un
balancín.
Sesión 5:
En esta sesión trabajamos con
arcilla. La inmediatez de la arcilla
nos permite acceder a pensamientos y emociones en un corto periodo de tiempo,
por lo general impulsando a sacar efectivas conclusiones sobre nosotros mismos;
y entrar en contacto con una parte especial de nuestra infancia. El atractivo
de trabajar con arcilla radica en que no se necesita una herramienta intermedia
para crear un objeto –sólo las manos-, por lo cual ofrece una experiencia creativa
inmediata y generalmente emotiva. La sensación física de modelar consigue
evocar una amplia gama de respuestas y por lo general, su flexibilidad crea una
atmósfera instantánea de intimidad emocional entre este material y quien lo
trabaja. Con esta actividad, “El recipiente”, se pretendió que las mujeres
regresaran a una feliz y despreocupada etapa de su infancia. Para ello
empezamos amasando la arcilla, remitiéndonos a un periodo de la infancia en el
que fuimos felices y del que conservamos muchos recuerdos agradables.
Posteriormente pasamos a crear un recipiente de cualquier clase que nos
sirviera de refugio o protección porque nos recordara a un lugar o persona que
nos hiciera sentir a salvo y tranquilas.
La actividad se desarrolló sin
grandes dificultades y fue fácil remitirse a un momento de su infancia al
trabajar con un material como la arcilla.
R.C., por ejemplo,
modeló un cuenco. A la hora de exponer su trabajo nos contó que la figura de su
abuela fue siempre un apoyo para ella y una persona en la que poder refugiarse.
Cuando piensa en su abuela siempre recuerda un cuenco, un cuenco en el que
siempre comía y que, muy a su pesar, R.C no pudo conservar después de que su
abuela falleciese. Así, como recipiente-refugió modeló el cuenco de su abuela.
C.R., por otra parte,
recuerda las reuniones que celebraba con asiduidad su familia cuando ella era
pequeña, reuniones que le hacían sentir muy arropada y muy segura. Un hecho
característico de estas celebraciones era que sus tíos instalaban siempre una
hamaca, en la cual jugaba con sus
En esta sesión realizamos dos
actividades: “Máscara” y “La postura de tu cuerpo”. Con la actividad “Máscara”
se pretendía reflexionar sobre aquellas máscaras invisibles que utilizamos en
nuestra vida cotidiana, para ocultar ciertas partes de nosotros mismos y
proyectar otras, dependiendo de las situaciones. Las máscaras que llevamos al
trabajo, ante nuestros amigos o frente a nuestros familiares son todas
diferentes y revelan un lado distinto de nuestro carácter. A continuación
confeccionamos una máscara con la que poder cubrirnos y que así resultara más
fácil desinhibirnos y permitir que emergiera aquellos lados ocultos de nuestro
carácter.
Para la segunda mitad de la
sesión contamos con la ayuda de Rocío Cebrero Cañete, licenciada en Arte
Dramático, que nos propuso un ejercicio sobre control de la postura del cuerpo,
importante para la imagen de nosotros mismos que damos a los demás. El tema
principal de este ejercicio fue la autoestima, importante para lograr el
empoderamiento de estas mujeres. La actividad comenzaba con un análisis sobre
distintas posturas corporales y un debate sobre la información que cada una de
ellas nos daba de la personalidad (por ejemplo, una postura encorvada, la
mirada hacia el suelo y los hombros hacia delante nos daban la imagen de una
persona insegura, tímida, reservada...). Así, identificaron la actitud propia
de una persona segura como podía ser la cabeza alta, los hombros hacia atrás y
un paso seguro, para luego simplemente andar por la clase intentando adoptar
dicha actitud. Como dijo Rocío, no se trata de imitar una determinada postura,
ante todo tenemos que ser honestos con nosotros mismos y realizar el ejercicio
con naturalidad. Este ejercicio estaba pensado para que, del mismo modo que
cuando tenemos un determinado estado de ánimo repercute en nuestra postura
corporal, adoptando una determinada postura puede provocar en nosotros un
estado de ánimo concreto. Del mismo modo modificamos así la imagen que damos a
los demás y la gente que nos rodea actúa en consecuencia. Es decir, que
transmitamos una imagen de seguridad hace que la actitud de los demás hacia
nosotros cambie, lo que a su vez refuerza nuestra seguridad y nuestra
autoestima.
Las mujeres estuvieron de
acuerdo en que la postura corporal es muy importante en relación con la imagen
que damos de nosotras y reconocieron que harían un esfuerzo por reflejar esa
imagen positiva y segura que habíamos practicado en el taller.
Rocío nos enseñó a adoptar ciertas posturas y
ciertas actitudes a la hora de caminar, saludar o presentarnos, y nos dio
algunas claves para facilitar que recordáramos dicha actitud. La que más me
gustó, por ejemplo, fue imaginar que “sonreímos” con el pecho (plexo torácico).
Y es cierto que, pasar de tener los hombros caídos y hacia delante a tener la
espalda recta y los hombros hacia atrás se asemeja a dibujar una sonrisa.
Durante esta sesión empleamos
la técnica del collage. El objetivo de esta actividad fue facilitar el
reconocimiento de los estereotipos existentes en torno al género y la
discapacidad y reflexionar acerca de los prejuicios asociados al género y la
discapacidad. Trajimos a clase varias revistas actuales de las llamadas
“femeninas y masculinas”, además de catálogos de supermercados, de moda, etc.
Las revistas estaban dirigidas a diferentes públicos: a mujeres adultas,
mujeres jóvenes, hombres adultos, hombres jóvenes etc. Debido a que el grupo
era reducido, les propuse hacer un collage en grupo, para que además así se generara
más debate a la hora de elegir las imágenes y el sentido que se le quería dar
al collage. El objetivo era establecer los roles de género atribuidos a mujeres
y hombres, así como los estereotipos existentes en torno a las personas con
discapacidad y crear un collage que reflejara o desafiara este tipo de roles.
Las mujeres optaron por utilizar la ironía y la sátira creando un
collage donde los roles se invertían, poniendo a mujeres con ropa, objetos y
espacios que se le otorgan tradicionalmente a los hombres, y viceversa. El
hecho de que los personajes creados resultasen ridículos, demuestran
precisamente que aún existe una diferencia radical entre ambos sexos, al
mantenerse aún vigentes estereotipos sobre el género. En cuanto a los
estereotipos en torno a las personas con discapacidad fue muy difícil
detectarlos en las revistas, de hecho es éste uno de los principales problemas
que existen con respecto a la percepción de la discapacidad. Los medios de
comunicación dan una imagen compasiva de las personas con discapacidad y estas
personas además no aparecen como protagonistas de portadas lo que provoca que
la discapacidad se perciba como un déficit opuesto a todo ideal de belleza.
Conclusiones:
La valoración global de este curso fue muy buena. Los resultados de los ejercicios fueron
mucho más fructíferos de lo esperado dando lugar a reflexiones más profundas y a una genial aceptación de este tipo de
ejercicios por parte de las mujeres. El objeto artístico así se transformó en un vehículo para la reflexión y el conocimiento de nosotras mismas.